La empresa holandesa Mine Kafon convierte un juguete infantil alimentado con energía eólica en un sistema de limpieza de minas de bajo coste.
El dispositivo Mine Kafon Ball tiene aproximadamente la altura y el peso de un hombre adulto promedio, lo que le permite detonar minas antipersonal. Su estructura incluye un núcleo de hierro de 17 kg rodeado de docenas de patas de bambú, cada una con patas de plástico flexibles diseñadas para adaptarse a terrenos irregulares y accidentados. Al rodar, la bola activa las minas terrestres y registra su ruta mediante un módulo GPS integrado. Las comunidades locales y las organizaciones pertinentes pueden acceder a estos datos para apoyar las operaciones de desminado. Las patas de bambú son económicas y fáciles de reemplazar.

unque el Mine Kafon Ball funciona en entornos abiertos y ventosos, su aplicación práctica para el desminado es limitada. Henk van der Slik, del Servicio Neerlandés de Desactivación de Artefactos Explosivos, afirmó que el dispositivo puede ser útil para identificar zonas de riesgo, pero podría presentar problemas de recuperación y reparación una vez dañado en un campo minado.
A medida que la bola rueda, activa minas terrestres y registra su ruta mediante un módulo GPS integrado. Las comunidades locales y las organizaciones pertinentes pueden acceder a estos datos para apoyar las operaciones de limpieza en curso.
Basándose en el concepto de la pelota, el equipo se expandió hacia las tecnologías aéreas y desarrollaron el Mine Kafon Drone (MKD). Esta plataforma de desminado basada en drones se probó sobre el terreno en colaboración con el Ministerio de Defensa neerlandés. El sistema MKD incluye un proceso de tres fases: mapeo de un área con imágenes 3D, detección de minas con un detector de metales montado en un brazo retráctil y uso de un brazo robótico para colocar detonadores antes de retirarse a una distancia segura. El sistema se basa en una combinación de GPS, cámaras y computación a bordo. Ha sido diseñado para minimizar el riesgo humano y reducir los costos operativos. La fundación afirma que el método con drones es hasta 20 veces más rápido y 200 veces más económico que los métodos tradicionales de desminado, que suelen requerir personal capacitado, perros y equipo pesado.

Se está preparando un proyecto piloto a gran escala para un área de 150 kilómetros cuadrados, equivalente a unos 37.000 estadios de fútbol. La operación se divide en dos etapas: la primera consiste en diez drones de mapeo que operarán ininterrumpidamente durante dos meses, seguida de cincuenta drones de detección que cubrirán la zona durante seis meses. Entre los desafíos del despliegue de drones se incluyen las dificultades para usar el GPS para el rastreo preciso de la ubicación y para detectar minas enterradas desde hace tiempo. Para abordar esto, el equipo está explorando el uso de antenas externas para la triangulación y planea capacitar a operadores de drones y realizar pruebas en varios países.
El proyecto MKD incluye dos plataformas aéreas principales: el MK Destiny, que realiza cartografía mediante sensores visuales, y el MK Manta, que transporta diversos tipos de equipos de detección. Estos vehículos aéreos no tripulados están diseñados para operar de forma remota y recopilar datos en amplias áreas.