China está transformando grandes transbordadores civiles y buques de carga en una considerable fuerza auxiliar de transporte bélico capaz se supone que para facilitar llegado el caso desembarcos a través del estrecho de Taiwán. Esto incrementa la capacidad de China para movilizar tropas y suministros a gran escala, lo que supone un desafío logístico para los planificadores de Taiwán y Estados Unidos.
La agencia Reuters esta semana publicó un análisis sobre esto al descubrirse que China ha estado ensayando desembarcos en el estrecho utilizando una flota de transbordadores civiles y buques de carga que se desvían discretamente de sus rutas habituales, encallan en una playa de la costa de Guangdong y descargan vehículos militares directamente en la arena.
La investigación, respaldada por imágenes satelitales de alta frecuencia y el seguimiento de buques mediante AIS, confirma lo que los estrategas estadounidenses y taiwaneses sospechaban desde hace tiempo: Pekín está creando una «armada en la sombra» que no reemplazará a la flota anfibia de la Armada del EPL, sino que multiplicará su capacidad de transporte y sostenimiento para un posible asalto a Taiwán.
Desde 2015, Pekín aplica normas técnicas nacionales que exigen que los principales buques civiles, desde transbordadores Ro-Ro hasta graneleros, se construyan con cubiertas reforzadas, rampas más robustas y disposiciones que permitan una rápida conversión militar. Paralelamente, las leyes nacionales de movilización y transporte para la defensa otorgan al Estado amplia autoridad para requisar buques, puertos y sistemas logísticos civiles para uso bélico, mientras que el Ejército Popular de Liberación ha creado unidades de transporte especializadas integradas en las principales navieras para formalizar esta doble función.







