El plan original, F35A para el EA y F35B para la Armada se fue al garete. Para el EA se adquirieron más Eurofighter y para la Armada se pospuso la decisión.¿Que saldrá? Dios dira ......
El mañana después del fracaso del FCAS:
https://defensayseguridad.es/despues-del-fcas-6a-con-suecia-y-el-innombrable/
Más clave nacional aún: renunciar al componente naval del FCAS y su impacto
El abandono del componente naval, inevitable si se rompe con Francia, implica una renuncia que España debe evaluar con frialdad. El FCAS incluía, en teoría, una versión embarcada del NGF. Sin ella, las opciones se reducen y, por tanto, una cobra fuerza: el F‑35, y así las cosas, la letra bien podría ser la C.
El F‑35C de Lockheed Martin, con su diseño furtivo y las capacidades de interoperabilidad OTAN, encaja con la ya aspiración de construir un portaaviones convencional en la próxima década. Por lo que entramos, por tanto, en el otro debate, por completo relacionado, tangencial: el portaaviones convencional para la Armada.
Así las cosas, su compra permitiría al mismo tiempo al Ejército del Aire realizar la «suelta» en cazas de 5.ª generación y acompasar su evolución doctrinal a los estándares aliados, acortando en el tiempo el vacío de aparatos furtivos, algo que, en el mejor de los casos, y siempre que el FCAS hubiera continuado su tortuoso camino, podría prolongarse durante un par de décadas más.
Por otra parte, la Armada tendría, al fin, el merecido relevo aeronaval para su ala embarcada, pero con otro tipo de caza, radicalmente diferente al actual. Puede decirse que no substituiría al Harrier en el Juan Carlos I, pero sentaría las bases para algo mayor: doctrina, interoperabilidad, experiencia para un componente aéreo de mayor poder, alcance y letalidad.
Adquirir entre 40 y 60 aparatos permitiría cubrir necesidades más que suficientes de renovación, formar pilotos, y preparar el salto a una futura plataforma de 6.ª generación hispano‑germano‑sueca, con menor vértigo tecnológico.