Me parece que este hilo le viene muy bien a la F110 y a la Armada.
Fuente FUERZA NAVAL.
*The War Zone ha publicado una serie de artículos con los hitos y lecciones aprendidas de los despliegues de la US Navy en el Mar Rojo desde que los hutíes comenzaran a atacar al tráfico mercante en octubre de 2023.
El primer elemento a destacar es que el Mar Rojo está poniendo a prueba a sus dotaciones, su doctrina, su adiestramiento, sus sensores y sistemas de armas en un escenario y unas condiciones de las que hay pocos antecedentes.
La US Navy ha enfrentado más blancos aéreos en el último año que en las cinco décadas anteriores. En una sola jornada, el 19 de octubre de 2023, un solo destructor (el USS Carney) derribó 15 drones y 4 misiles de crucero en apenas 10 horas.
Como muestra de la exigencia de esta “puesta a prueba”, en un ambiente saturado de información y posibles amenazas a veces unido a fallos interminentes en sistemas críticos, está el derribo accidental de un F-18 Super Hornet por fuego amigo del USS Gettysburg.
La US Navy también ha informado del número de municiones empleadas en estos enfrentamientos: 160 proyectiles de cinco pulgadas, 120 misiles SM-2, 80 SM-6 y otros 20 entre ESSM y SM-3 (como si no hubiera diferencia de precio entre ellos).
Esto tiene un impacto evidente en los stocks de misiles para cualquier conflicto futuro, y también un considerable impacto económico, de alrededor de 700M$ hasta la fecha.
Por esta razón, existe cierto énfasis en emplear medios más económicos: EW (de la que no hay cifras oficiales), pero también “armas lanzadas desde helicópteros” (sin detallar si son APKS o misiles Hellfire) o los ya mencionados proyectiles de 5 pulgadas.
Este tipo de medios alternativos están siendo empleados, principalmente, contra amenazas de orden inferior (drones aéreos, y no misiles balísticos o de crucero), destacando aquí el papel del montaje Mk45 junto al sensor electro-óptico Mk 20.
La eficacia y eficiencia de este montaje artillero hace además necesario reconsiderar el desarrollo de nuevas municiones, como los proyectiles de alta velocidad HVP, cancelados en 2021.
Por otro lado, ante la imposibilidad de recargar estas municiones en la mar, los buques se ven obligados a desplazarse a bases donde llevar a cabo esta tarea.
Souda, para los americanos. Gibraltar, para los ingleses, con el consiguiente coste en tiempo y combustible y la necesidad de relevar a la unidad de zona de operaciones durante un par de semanas.
Esto, al menos, hasta la plena operatividad del TRAM, un desarrollo para recarga de municiones en la mar que la USN está intentando acelerar para prepararse para un conflicto de gran intensidad.
La necesidad de recarga también ha generado dudas sobre el número de celdas en futuras unidades, como la clase Constellation, que vendrá con “sólo” 32.
La experiencia en el Mar Rojo también ha generado cierto debate por pensar en el relevo del muy avanzado señuelo “Nulka”.
La US Navy quiere algo con más persistencia (programa LEED), en un concepto que deriva de un modelo de dron, y que incluye ECM activas y una carga infrarroja para hacer frente a las amenazas más avanzadas.
El resumen: a derribar se aprende derribando. El despliegue en el Mar Rojo está ofreciendo lecciones muy valiosas, incluso cuando la amenaza procede de un régimen del tercer mundo (sí, con apoyo iraní).
Pero hay que ponerlo en perspectiva: ¿qué ocurriría si el enemigo fuera China? O, incluso ¿Rusia?.
¿Seríamos capaces de sostener ese ritmo de consumo de municiones AAW? ¿Podemos permitirnos costosos tránsitos a base para recargar? ¿Estamos suficientemente adiestrados? ¿Son suficientes 16 celdas? ¿Funcionarán señuelos como el Bullfighter? ¿Y los CIWS?
Y sobretodo. ¿Está nuestra Armada preparada para aguantar un duelo similar al planteado por los depauperados hutíes, pero protagonizado por alguno de nuestros vecinos? ...*