El día que los aliados abrieron un segundo frente en Europa POR MIGUEL ZARZA | MADRID Actualizado Sábado, 06-06-09 a las 14:56, ABC
Stalin llevaba muchos meses solicitándoselo a sus aliados, sin embargo, las dificultades logísticas y las discrepancias entre ingleses y americanos habían retrasado la creación de un segundo frente de guerra en Europa que aliviara la presión del ejército rojo en el este. El primer ministro británico Winston Churchill era partidario de concentrar las fuerzas aliadas en un ataque desde el sur de Europa (Italia y el sur de Francia), la "barriga" del Tercer Reich. Los británicos estaban en guerra con Alemania desde 1939 y sus bajas y su sufrimiento había sido elevado. Pero el presidente de los Estados Unidos, que cada vez tenían más peso en el bloque aliado, no pensaba igual. Roosevelt era partidario de un ataque frontal, que les llevase al corazón de Alemania por el camino más corto.De esa intención nació la operación "Overlord", un desembarco anfibio en la costa de Francia que volvería a situar a los ejércitos aliados sobre suelo europeo y camino de Berlín, y para el que fue elegido como comandante supremo un americano: Dwight D. Eisenhower. Á‰l debía coordinar los esfuerzos de, entre otros, los ejércitos británico, estadounidense y canadiense.
PreparativosEl objetivo de "Overlord" era sencillo: poner pie en la vieja Europa. Sin embargo su planificación y desarrollo fueron terriblemente complejos. No en vano, deberían superar lo que la propaganda nazi había bautizado como "la muralla del Atlántico": una costa completamente fortificada. La operación comenzó a ejecutarse muchos meses antes combinando los preparativos logísticos con acciones de sabotaje (en las que tuvo un papel destacado la resistencia francesa) y acciones de espionaje y contraespionaje.
En este último campo los británicos fueron unos maestros durante todo el conflicto. En la preparación de Overlord, con la ayuda de los americanos, idearon la operación "Fortitude", cuyo objetivo era hacer creer a los nazis que el desembarco se produciría a través del Paso de Calais, allí donde la distancia que separa Francia de Inglaterra es menor. Entre otras estratagemas, los aliados hicieron creer a los servicios de información alemanes que en suelo inglés se concentraban el doble de tropas de las que en realidad había. Crearon para ello un ejército "fantasma" al mando del general Patton consistente en tiendas de campaña vacías, camiones y tanques hinchables y una actividad de comunicaciones de radio similar a la de un ejército real. Ello unido a que por cada misión de bombardeo preparatorio efectuada sobre Normandía se hacían dos sobre Calais, y a la labor de "Garbo", un espía español llamado Juan Pujol, doble agente nazi y aliado, que suministró a los alemanes información falsa, resultó fundamental para el éxito del desemabarco. Los aliados consiguieron que el alto mando nazi inmovilizara en Calais algunas divisiones que, de haberse desplazado a Normandía, habrían dificultado enormemente la operación.
Las playas y las condiciones meteorológicasLo cierto es que Calais era la zona, por lógica, más adecuada para llevar a cabo el desembarco. Sin embargo, al saberlo también los alemanes, había sido fuertemente defendida. Por ello, los aliados se decidieron por Normandía, concretamente por la zona situada entre los ríos Orne y Vire. En dicha zona se delimitaron cinco playas a las que se dirigirían las lanchas de desembarco. Sus nombres en clave eran, de oeste a este, Utah, Omaha, Gold, Juno y Sword. Las dos primeras serían para el ejército norteamericano, y las tres restantes para británicos y canadienses.
Pese a no estar tan fortificada como la costa de la zona de Calais, Normandía tampoco iba a ser un objetivo fácil. Erwin Rommel, uno de los militares más brillantes del ejército nazi, había ordenado la colocación de millones de minas, complejos bunkers e ingeniosos obstáculos para evitar una posible invasión. Su idea, que chocaba con la de su superior, Von Rundstet, era rechazar a los aliados en las mismas playas, antes de que pudieran internarse en el territorio francés, un pensamiento que, según los expertos y mucho tiempo después, ha sido considerado un grave error.
En el plan inicial, el día elegido para lanzar la invasión era el 5 de junio. Sin embrago, las condiciones meteorológicas reinantes en el Canal de la Mancha en esa fecha obligaron a Eisenhower a aplazar el ataque 24 horas. Las tropas aerotransportadas que se lanzarían sobre los flancos de las playas de invasión en las horas previas al desembarco necesitaban luna llena para poder localizar sus objetivos, y las unidades anfibias que habían de tomar tierra precisaban un mar en calma por una parte, y marea creciente por otra para que los obstáculos playeros quedaran al descubierto. La mayor parte de dichas condiciones iban a existir el día 6 de junio, pues las tormentas sobre el canal iban a dar una tregua de 48 horas, pero la incertidumbre se mantuvo hasta el último momento. Y eso pudo representar un grave problema para la operación, pues no resultaba fácil mantener en secreto ante los ojos de los observadores nazis semejante movimiento de tropas, y porque la salud y la moral de los soldados (algunos llevaban un día entero embarcados en transportes zarandeados por el fuerte oleaje) podía resentirse mucho. Afortunadamente para los angloamericanos, el desembarco pudo iniciarse el 6 de junio.
Asalto aerotransportado y anfibioPara evitar la rápida llegada de refuerzos alemanes a las playas una vez superada la sorpresa inicial, el alto mando aliado decidió utilizar tropas paracaidistas para asegurar los flancos de las playas destinadas a la invasión. Así, divisiones aerotransportadas americanas en el oeste y británicas en el este fueron lanzadas en la madrugada del día 6 para tomar puentes, controlar cruces de caminos y eliminar baterías de artillería de forma que la Wehrmacht no pudiera acceder a las playas y las unidades desembarcadas no puedieran ser atacadas desde la distancia. La labor de los paracaidistas, junto a la de la resistencia francesa a la hora de cortar líneas de comunicación, resultaría de vital importancia para las tropas desembarcadas.
A las 6:30 de la mañana comenzó el desembarco propiamente dicho en las playas americanas (en las británicas se fijó más tarde a causa de las mareas). Cada oleada de tropas y material estaba planificada al minuto. Primero se desembarcarían tanques que servirían de protección para la infantería, luego llegarían los soldados, seguidos después por los ingenieros y zapadores, encargados de eliminar los últimos obstáculos de la playa... Sin embargo, entre el estado del mar y el fuego enemigo, casi nada saldría como estaba previsto. En la playa Utah, por ejemplo, las corrientes desplazaron las barcazas de desembarco a un kilómetro de su objetivo, y en la playa Omaha, el oleaje se tragó casi la totalidad de los tanques DD (unos tanques especialmente preparados para "navegar" hasta la orilla)...
"Sangrienta Omaha"La peor parte se la llevaron las tropas que desembarcaron en la playa Omaha, conocida desde el "Día D" como "bloody Omaha" (sangrienta Omaha). Al perder la protección de los tanques, los asaltantes quedaron expuestos a las ametralladoras y morteros alemanes. Casi la mitad de los soldados de la primera oleada que llegó a esta playa murieron, algunos sin ni siquiera pisar la arena de la orilla al ser alcanzadas sus barcazas por la artillería o al ahogarse por ser desembarcados antes de tiempo por los asustados patrones de las lanchas. La peculiar orografía de esta playa, con una pronunciada elevación al final de la misma, dio a los defensores alemanes una privilegiada situación sobre las tropas de asalto, que apenas tenían dónde resguardarse de sus balas. Además, a diferencia de lo que ocurría en otras playas en las que las tropas alemanas estaban en buena parte formadas por voluntarios o prisioneros extranjeros, en Omaha había una veterana división perfectamente entrenada.
Con diferentes grados de dificultad (en las playas británicas, en general, la resistencia no fue tan feroz como en Omaha, entre otras cosas gracias a las ingeniosas "soluciones" añadidas a sus tanques), las tropas aliadas acabaron venciendo la resistencia de los defensores nazis para avanzar hacia el interior. Al final del día los aliados no habían conseguido todos sus objetivos, ni mucho menos, pero sí habían logrado establecer una cabeza de puente más o menos sólida desde la que asentar su presencia en el continente. El día 7 se unieron las cabezas de playa norteamericanas y británicas, excepto la de Utah en la península de Cotentin, separada del resto por el río Douve, y en las semanas siguientes los aliados se dedicaron a consolidar el frente del desembarco, fijando sus objetivos en tomar al oeste Cherburgo y su valioso puerto y Caen al sur. Era el principio del fin del Tercer Reich.
TODAS LAS IMAGENES: ABC

Gracias
Kenubal







