El programa de seis corbetas tipo Gowind para la armada de Malasia está en crisis. Hasta el punto de que el gobierno de Malasia ha decidido suspender la construcción de buques mientras busca una solución para salvar el programa, víctima de un grave problema industrial por parte de sus astilleros locales. El proyecto dotado de un presupuesto de alrededor de 2.000 millones de euros, se inicio en 2011, tras un concurso internacional, y fue elegido el modelo Gowind de Naval Group. La plataforma se adaptó a las necesidades de Malasia, con una versión más grande que el modelo base vendido a Egipto (111 metros para un desplazamiento de 3.078 toneladas de carga frente a 92 metros y 2.600 toneladas) y varios equipos diferentes.
A diferencia del programa egipcio, un astillero local -Boustead en Lumut-, ganó el contrato y fue responsable de pilotar la construcción de los seis buques. Como Malasia quería tener un papel importante en el diseño de sus nuevas corbetas, Naval Group solo fue responsable del diseño general y parte del diseño detallado de las áreas más complejas, como la propulsión y el mástil integrado, incluidos los sensores, pero también el centro de información y combate y las salas técnicas. Además, a diferencia de las Gowinds de Egipto, este módulo, elemento muy complejo y crítico de los buques, no se suministró finalizado para su uso por Naval Group, y fue totalmente producido e integrado en Malasia (a excepción del radomo compuesto suministrado por los franceses).
Esto constituyó un desafío técnico adicional para el astillero local, que nunca había producido tales equipos cuando ya tenía que gestionar una serie de estudios difíciles.
Con la bendición de las autoridades malayas el astillero se hizo cargo de los estudios detallados de la mayor parte de los barcos, cuando en principio solo estaban destinados a desarrollar habilidades de ingeniería naval. Y eso que en principio se llevó a cabo un programa de formación para ingenieros malasios en Lorient en 2013/2014. Pero luego parece que los malasios habían subestimado enormemente los recursos necesarios para el proyecto. No en términos de la calidad del personal movilizado, que es bueno, sino en el número, que es insuficiente. Por lo tanto, el diseño de detalle se retrasó mientras también hubo problemas con la compra de equipos, gestionados por el contratista malayo y cuyas demoras también tuvieron un impacto en los estudios debido a la falta de especificaciones detalladas de los materiales, algo obligado para lograr el diseño exacto.
Por no hablar de los acontecimientos imprevistos en el camino, como la sustitución de los misiles Exocet MM40 inicialmente previstos por los NSM, o el cambio de señuelos.
Cuando comenzó la construcción del primer buque a mediados de 2015, los problemas se acumularon con el tiempo, pero durante mucho tiempo y a pesar de las alertas incluso de Naval Group, nadie quería admitirlo. El astillero vendió ilusiones durante bastante tiempo, especialmente después de la"botadura" a bombo y platillo en el verano de 2017 del primer buque, "Maharaja Lela". En ese momento, aún se anunciaba la entrega para 2019, según el cronograma inicial, pero tan pronto como las autoridades y la prensa se fueron, el barco fue puesto rápidamente en seco.
Y eso debido a que detrás de la apariencia de un hermoso casco, casi terminado, el interior estaba casi vacío. A pesar de esta trampa el astillero continuo construyendo los siguientes cascos, y los retrasos continuaron acumulándose y llevaron al programa a un callejón sin salida. Finalmente esta situación salió a la luz y ahora se sabe que la primera corbeta nunca se había botado y que, según las autoridades locales, solo está completa en un 60%. Los estudios de detalle ni siquiera se han completado y, como resultado, una gran cantidad de equipo está esperando en el astillero y no se puede subir a bordo por falta de planes para instalarlo.
Otros tres cascos están ahora completos pero desarmados, mientras que la construcción del quinto está en marcha. O más bien estaba en marcha desde que se suspendieron los trabajos, al igual que todo el programa. Una decisión del gobierno de Malasia que pretende tomarse un descanso para analizar la situación y volver a encarrilar el proyecto. En agosto, el Ministerio de Defensa de Malasia dijo que estaba considerando tres opciones para el futuro.
La primera sería entregar la gestión del programa a Naval Group con el dinero del programa aún no consumido (aparentemente algo más de 600 millones de euros), lo que permitiría finalizar al menos las dos primeras corbetas.
La segunda opción sería continuar con el astillero local y el apoyo de la industria francesa con un objetivo similar.
Y el tercero cancelar el contrato con el astillero, y luego el gobierno tomará "otras medidas", no especificadas pero que uno puede imaginar que sería cuestión de buscar otro astillero, para salvar el programa.
En los dos primeros casos, la construcción de las corbetas 4 a 6 supondría ponerlas a dormir durante un tiempo para encontrar fondos adicionales que les permitan acabarlos algún día. Se esperan decisiones para fin de año, pero sabiendo que la crisis de salud, les ha llevado a medidas de contención en el país, obviamente no pinta bien. De momento el primero de los buques que debió entregarse en 2019, probablemente no se unirá a la armada de Malasia antes de 2023.