por Lepanto el Lun Jul 15, 2019 7:14 pm
Evidentemente, la lista de los reyes magos, no se podía entregar,por estar el tratado de paz de la IIWW demasiado reciente y podría abrirse la caja de los truenos. Los estadounidenses no querían arruinar las buenas relaciones con Gran Bretaña y Francia, quienes estaban muy dispuestos a evitar el renacimiento de la Marina italiana, y ciertamente, no sin razones. En principio apenas reciben un par de docenas de dragaminas.
Pero a medida que la década avanza, los angloamericanos, se van dando cuenta, de la metedura de pata que significó disolver la marina italiana y “armar al enemigo”, como dije antes en el Adriático, no entraban ni los italianos, que en sus tránsito se tenían que pegar como una lapa a su costa.
A la vista de los resultados, los italianos se plantean algo más discreto, como recuperar y remodelar una serie de buques que los alemanes habían destruido en puerto, sumaban un número interesante, pero ni con esas los franco-británicos se ablandaban, a pesar de reconocer en la intimidad que los necesitaban. Así que los EE. UU. aplicaron un enfoque diferente, en lugar de vender sus barcos directamente, algo que harán a muchas otras naciones “amigas”, financiaron más bien la remodelación de buques, de modo que los italianos pudieran escaparse con mayor autonomía. El tratado de paz, prohibía construir buques de guerra.
En situaciones de necesidad se agudiza el ingenio, y en estos tiempos nace el el 76 mm inicialmente de Pozzuoli Mechanical Works. Al darse cuenta que lo que ofrecían los americanos no servía para defenderse de los nuevos reactores, pronto buscaron un nuevo arma antiaérea con mayor poder, alcance y velocidad de disparo. Investigaron sobre la instalación gemela de este arma que luego derivó al sistema AA Dardo. Y su industria auxiliar y de sistemas se puso a planificar el futuro.
La guerra de Corea, motiva más a USA, cede material con un poco más de facilidad y muy importante licencias de fabricación de sistemas a la industria italiana.
Al mismo tiempo, le da ciertas facilidades a la MMI, como por ejemplo crear una unidad para la defensa costera que luego se convertirá en una fuerza anfibia -SAN MARCO-, en los inicios parte de una División de Infantería, pero con mando de un contralmirante.
Además todo lo que flota, es agrupado en flotillas homogéneas bajo el mando de Fuerzas Costeras, con sede en Brindisi.
Aprovechando las coyunturas diversas, los diplomáticos italianos, con gran habilidad, van trabajado y finalmente se eliminaron las limitaciones del armisticio. Se supone que tuvo que haber algo bajo la mesa, pues Italia declara la soberanía nacional en 1952 y nadie dice nada en el lado occidental. Destaca en esto la amenaza de invasión de Italia por parte de Yugoslavia, que se desactivo en 1954, y se puede considerar la luz verde, para la renovación de la marina, sobre todo a efectos de formación, pues EE.UU cede dos submarinos y las tripulaciones ya estaban formadas a su entrega, se habían entrenado de forma semiclandestina.
1956, da el pistoletazo de salida a la construcción de nuevas unidades, con el apoyo financiero norteamericano, eso sí, aún ritmo lento y número de unidades escaso, a pesar de ser condiciones ventajosas el país estaba como estaba.