El pasado jueves se cumplieron 69 años de un suceso poco conocido pero muy comentado en su momento, en el mundo marítimo, que tuvo como escenario la guerra civil china. El 19 de abril de 1949, la fragata HMS Amethyst de la Royal Navy navega por el río Yangtze en su camino a Nanking, la capital de la China nacionalista de Chang-Kai-Shek, para entregar suministros para la Embajada Británica.
De repente, sin previo aviso, las baterías de los margenes del río, en poder del Ejército de Liberación Popular (ELP) de Mao, abrieron fuego y tuvo lugar un combate con fuerte intercambio de fuego entre el buque y los cañones costeros. La fragata HMS Amethyst fue quien llevó la peor parte, quedó embarrancada en el barro de la margen del río y fue gravemente dañada. Cincuenta y cuatro miembros de su tripulación estaban muertos, o gravemente heridos, mientras que otros sin comida, agua potable ni medicinas están muriendo por las heridas, las incomodidades y el calor tropical, incluido el comandante del buque, que murió a consecuencia de las heridas recibidas.
Un intento de evacuar a los heridos solo tuvo éxito en parte al poder recoger solo unos pocos supervivientes entre el acoso del ELP. Los oficiales de la Amethyst se dan cuenta de que dos suboficiales habían sido capturados por los comunistas del EPL y están detenidos en un hospital militar cercano. Después de hacer un balance de la situación, el comandante es reemplazado por el capitán de corbeta John Kerans que era el agregado naval británico en la cercana Nanking y que se apresuró a dirigirse al asediado barco para tomar el mando. Logró infiltrarse entre las líneas comunistas y llegar a bordo.
Después del intento del HMS Consort de remolcar al Amethyst para sacarlo del banco de lodo, el capitán de corbeta Kerans consideró que el barro había aflojado su presión y que, quizás, el barco podría zafarse por sus propios medios. Decidió correr el riesgo y navegar por el Yangtze por la noche sin un piloto o cartas adecuadas.
Sin embargo, antes de que puedan partir, el oficial comunista local al mando, coronel Peng tomó contacto con el buque británico y en una reunión entre oficiales superiores deja clara su posición: o el Gobierno británico envía una disculpa aceptando toda la responsabilidad por el incidente, o la fragata seguirá estando detenida. Del mismo modo, no permitirá que los dos marineros heridos en el hospital militar sean evacuados a menos que el comandante firme unas declaraciones que confirmen que los británicos fueron los causantes del incidente, lo cual se niegan a hacer.
El comandante Kerans rechaza sus demandas, pero puede manipular a Peng para liberar a los suboficiales del buque. Mientras tanto, a medida que avanzan las conversaciones, consigue tener la nave reparada y sus motores listos para funcionar. Después de algunos pequeños cambios en el contorno del barco para tratar de disfrazarlo, el HMS Amethyst, de noche, larga los cabos que la aseguraban y se dirige río abajo en la oscuridad siguiendo las aguas a un barco mercante local, que el Amethyst usa para que le indique el camino a través de los bajos y distraer al ejercito comunista chino. Cuando las baterías de la costa finalmente notan que la fragata se escapa río abajo, el mercante recibe la peor parte de los disparos de la artillería comunista y se incendia, mientras que Amethyst continúa río abajo a toda máquina.
Al encontrarse con una obstrucción en el río en forma de varios barcos hundidos y sin tener el equipo adecuado para sortearlos con seguridad, Kerans tiene la fortuna de deslizarse entre ellos antes de tener que pasar frente a las armas y los focos de Woosung. Después de que sea inevitablemente descubierta, la HMS Amethyst se ve obligada a una larga lucha artillera y de armas portátiles con las baterías de PLA, disparando todo lo que hay a bordo, dirigiéndose a la desembocadura del río. A medida que amanece el día, llega al océano, y es recibida por la HMS Concord.
En 1957 se hizo un película sobre la aventura de la HMS Amethyste que se tituló en España "El Inncidente del Yangtse".