por Duque de Illumbe el Jue Ago 18, 2016 3:49 pm
Creo recordar que el material descartado por el US Army, los Marines y demás puede ser recomprado a precios de saldo por quien quiera... y cuente con permiso para adquirirlo. En Estados Unidos, las policías "locales" (entrecomillado porque me río de la palabra local en una urbe de varios millones de habitantes) tienen muchísima más independencia que las que conocemos en Europa, lo que lleva a que sus presupuestos los manejen a su antojo, ya que el control político lo establecen sus ciudadanos mediante la votación del Sheriff local.
Se llega a un círculo vicioso en la que la elección del Sheriff depende de la sensación de seguridad de los ciudadanos. Este tiene un buen presupuesto y capacidad de acceder a material militar -cosa que hasta cierto punto los delincuentes también-, por lo que no duda en emplear el dinero de los impuestos en adquirir fusiles y chalecos, pero últimamente también hasta MRAPs. Las empresas de armamento encantadas, pues ganan adecuando y reparando vehículos que de otra forma terminarían en enormes depósitos o en desguaces. El US Army y los marines felices porque sacan algo por un material que de otra forma aparecería en los libros contables como amortizado. El Sheriff feliz porque sus hombres parecen los "Hombres de Harrelson" y pueden hacer frente a cualquier amenaza. El ciudadano contento, porque se siente seguro, aunque sea una falsa impresión... Y así la situación se retroalimenta una y otra vez.
Además -y creo que aquí está lo importante-, si a esto le unimos las particularidades estadounidenses, con el enorme arsenal doméstico, la propensión a la violencia en una sociedad que se sigue considerando a sí misma "de frontera", las diferencias entre razas -especialmente con los afroamericanos, generalmente condenados a la marginalidad-, el hecho de que muchos policías son ex-militares que no han recibido la adecuada formación para reciclarse y siguen viendo cada patrulla como una misión en el entorno urbano de Iraq o Somalia, tenemos un cóctel explosivo.
De todos modos, lo que más me interesa del tema, es la relación que hay entre el problema racial y cultural y la violencia policial/miliciana -porque también habría que hablar de las milicias y patrullas vecinales-. Es algo que Samuel Huntington adelantó y me temo que en Europa es hacia donde vamos, a un escenario en el que la policía se vea obligada a ser cada vez más expeditiva en sus métodos...
En cualquier caso, aunque no puedo aprobar lo que sucede en EEUU y lo que va apasar aquí, pues creo que perdemos todos cuando se recortan las libertades -y esto en el fondo es eso-, recuerdo perfectamente como a mí colegio de Donosti los hijos de agente de la Guardia Civil que venían a clase del cuartel de Intxaurrondo, lo hacían escoltados y en un autobús con los bajos blindados. Imagino que si hubiesen tenido un mínimo de capacidad presupuestaria / independencia hubiesen sido los primeros en comprar un RG-31... Del mismo modo que recuerdo las dos bombas a 70 metros de mí casa, en las casas de la Policía Nacional y como tuvieron que enrejar el complejo para que nadie pudiese acceder líbremente a los portales. Aquí cada uno se defiende como puede y está claro que:
1) Si te dan dinero y la posibilidad, lo haces.
2) Para un martillo, todo son clavos.