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La guerra en la región oriental de Ucrania, conocida como el Donbas, ha matado a más de 13.000 personas, ha desplazado a millones y ha provocado la peor ruptura de las relaciones entre la Federación de Rusia y Occidente desde el final de la Guerra Fría. La guerra fue causada por divisiones inherentes a la sociedad ucraniana, combinadas con la intervención torpe y egoísta de potencias externas. Los efectos de la guerra en Ucrania han sido profundos: el derrumbe de la élite política postsoviética ucraniana; miles de millones de dólares en pérdidas directas e indirectas para la economía ucraniana; una reestructuración total de las fuerzas armadas ucranianas; trastornos sociales y traumas psicológicos; y daños ambientales sin precedentes. A pesar de estos tristes legados, hay razones para ser optimistas en cuanto a la posibilidad de una solución del conflicto. El agotamiento y la frustración de la población de las regiones controladas por los separatistas, la cambiante política de Rusia en relación con la guerra -al menos en parte como resultado de la creciente frustración de la opinión pública rusa- y la elección de un nuevo gobierno ucraniano sin vínculos regionales ni redes de oligarcas, todo ello contribuye a la posibilidad de la paz. Pero para que la paz perdure después de la guerra, el Estado ucraniano debe construir una identidad nacional cívica de base amplia y debe hacer frente a la corrupción endémica del país. La comunidad internacional debe participar tanto en la elaboración de una solución a la guerra como en la ayuda a Ucrania para hacer frente a sus consecuencias. Los observadores externos pueden inclinarse a señalar la división social y la corrupción como las causas internas de la guerra, y argumentar que Ucrania tiene que arreglárselas por sí misma antes de que el mundo exterior pueda intervenir para ayudar. Y esto es cierto en lo que a esto respecta. Pero también es cierto que el mundo exterior contribuyó al inicio de la guerra en Ucrania al convertir al país en objeto de una lucha geopolítica entre Rusia y Occidente. Cualquier relato honesto de la historia de la guerra debe reconocer este hecho. Y cualquier tratamiento justo de Ucrania después de la guerra debe tratar de compensarlo a través de una asistencia significativa y a largo plazo.
charoska escribió:Y a nadie se le ha ocurrido poner una red o unas ramas en el cañón
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