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A.M.E. Nº 4 escribió:[b]Creo que por su interés, es bueno que sepaís el artículo publicado en el The Independent, que trata sobre este hilo incluido el “pasional”Moqtada Sadr (es muy típico de la BBC y de CNN darnos este tipo de definiciones políticas)
Por el momento no se puede esperar colaboración entre Turquía e Iraq respecto al Partido Obrero Kurdo (PKK). La visita del primer ministro iraquí, Nuri al-Maliki, a Turquía, no arrojó el resultado esperado por Ankara. En la declaración emitida al final de la visita sólo se expresaron vagas intenciones sobre cooperación, ya que ninguna de las partes involucradas se atreve a abordar el problema.
Desde hace algunos meses, Turquí amenaza con un operativo militar de gran magnitud en el norte iraquí si la organización proscrita kurda PKK no pone fin a sus actividades en el sureste turco. El movimiento kurdo, que cuenta con bases en el norte de Iraq, ha intensificado sus operaciones, durante las cuales, en lo que va del presente año, han perdido la vida al menos 200 personas.
Por su parte, el Ejército turco, que ha desplegado unos 140 mil efectivos a lo largo de la frontera, está impaciente por entrar en acción en el norte iraquí. Sin embargo, sus planes no han recibido acogida en la Unión Europea y sobre todo en Estados Unidos. Washington no tiene ningún interés en provocar a los kurdos, ya que éstos son justamente su único apoyo relativamente estable en el pantano iraquí.
Operación secreta
A pesar de ello, en algún momento se llegó a suponer que los norteamericanos estaban dispuestos a colaborar, aunque en pequeña escala, con los turcos contra el PKK, declara Robert Soeterik, del Middle East Research Associates, en Ámsterdam. En virtud de un plan secreto, fuerzas especiales estadounidenses tenían la tarea de, junto con comandos turcos, secuestrar o eliminar líderes del movimiento kurdo. Sin embargo, un miembro del Congreso estadounidense reveló la iniciativa al diario Washington Post, probablemente por juzgar desproporcionadamente grandes los riesgos políticos. Según el citado experto holandés, esto significa que, con el fin de impedir los planes turcos, los norteamericanos están dispuestos a participar en una operación de dimensiones limitadas.
Vías de aprovisionamiento
Una vez abandonados estos planes, a los turcos no les quedaba otra alternativa que colaborar intensivamente con el Gobierno iraquí, y, entre bastidores, se elaboró un acuerdo encaminado a cortar las vías de aprovisionamiento del PKK. Turquía acusa al Gobierno autónomo kurdo-iraquí, del presidente Massud Barzani, de facilitar al movimiento kurdo alimentos, dinero y armas, estas últimas suministradas por Estados Unidos a Iraq.
Sin embargo, Robert Soeterik considera que debido a su debilidad y su dependencia de los partidos kurdos, el Gobierno central iraquí no puede buscar la confrontación con el PKK. Así mismo, los turcos tampoco pueden esperar apoyo del Gobierno autónomo kurdo de Barzani, quien no se atreve a desafiar al PKK, movimiento que disfruta de gran apoyo entre la población kurda.
Kirkuk
Por otra parte, a Barzani tampoco le beneficiará una escalada de la lucha entre el Ejército turco y el PKK, ya que no puede permitirse una guerra en el norte iraquí, puesto que tiene suficientes dificultades con el tema de Kirkuk.
Antes de finalizar este año, se debe celebrar tanto en la provincia, rica en yacimientos de petróleo, como en la ciudad de Kirkuk, un referendo sobre el futuro de aquélla. Probablemente, la mayoría kurda votará por su adhesión al Kurdistán iraquí, posibilidad que es objetada por las minorías sunita y turcomana.
La tirantez que esta situación genera y la creciente cantidad de atentados sunitas perpetrados en la provincia reducen las posibilidades de que se celebre un referendo. Además, Turquía tampoco tiene ningún interés en una eventual adhesión kurda al Kurdistán iraquí, pues con sus propios yacimientos de crudo, la provincia es, a todas luces, una auténtica pesadilla para Ankara.
Polvorín
En consecuencia, la región kurdo-iraquí sigue siendo un verdadero polvorín, y, a juicio de Koeterbik, Turquía debe obrar con sensatez y abstenerse de desplegar una operación militar de magnitud con la que sólo provocaría una verdadera explosión. Además, Ankara dispone de otros medios de presión, ya que gran parte del comercio con Kurdistán y del transporte del crudo obtenido en el norte iraquí ocurre a través de territorio turco, situación que le permite ejercer presión económica. Por tanto, no es sorprendente que Ankara y Bagdad hayan llegado a acuerdos más concretos en materia de cooperación energética que en lo tocante al PKK.
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