El 30 de septiembre de 1.909 en los combates de Beni Bu Ifrur, la batería de Capitán Fernández Herce, realiza una hazaña inmemorable en los anales de la Artillería Española.
Vallamos a narrar los hechos de la que "Crónica de la Campaña del Rif 1.909", relata así el episodio del Capitán Fernándes Herce:
"La situación de la retaguardia de la brigada se hace cada vez más crítica, porque la harca, envalentonada por el movimiento retrógrado de la división Tovar, que por error atribuye a su tenaz resistencia, la ataca furiosamente. Comprendiendo la necesidad de detenerla con el fuego de los cañones y privado de la batería Mota, el General Díez Vicario, en previsión de que las batwerías de montaña de la división de Cazadores comiencen a replegarse, detiene el paso a la mandada por el Capitán Fedez. Herce, y, haciéndole presente cuanto importa su permanencía en la líneampor él establecida, le expone su temor de queórdenes ajenas puedan inducirle a abandonarla. El artillero asegura al General que solamente por su personal mandato se retirará de aquel puesto de honor.
Pocos momentos después, y apenas terminado el repliegue de sus fuerzas, el brevo General cae muerto de un balazo en la línea de combate. A medida que los cazadires van rebasando las líneas de las baterías, reciben órden de retirarse las que a la división pertenecen... Quedan en la línea avanzada la batería Herce, ya reducida a sólo dos piezas útiles, detenida como se ha dichp por la promesa hecha por su Capitán al General Díez Vicario, y la batería Schneider (Mota).
El enemigo, que crece por momentos, ataca resueltamente a la bía Fedez Herce. El fuego es, por ambas partes, nutrido y mortífero; se tira a 600 metros, a 500, los Shrapnel barren los tropeles de moros, que en su ardor furioso, olvidan la acostumbrada táctica de perpetua diseminación. No bastan para contener al enemigo sus enormes pérdidas; cada fusil sin dueño es recogido al punto por un moro desarmado de los que acompañaban a los combatientes. Unas cuantas descargas hechas a 400 metros con Shrapnel en cero contienen un punto de furia.
En tal momento, el ayudante del 2º Regimiento de Montaña, Varela Jáuregui, lleva a la batería Fedez Herce la orden de retirada. El Capitán hace presente que no está facultado para retroceder, sin orden personal del General Díez Vicario. Ambos artilleros ignoran todavía la muerte del jefe de columna. En tanto, el nutrido fuego de los moros ocultos en un grupo de chumberas, a muy corta distancia causa serias bajas entre los artilleros, pero sin intruducir la menor confusión en su personal. El Coronel Garrido, a la altura siempre de las piezas más adelantadas, reitera a la comprometida batería la orden de retroceder; pero al manifestarle el Capitán el compromiso por él adquirido con el General, corre a buscarle. Pronto sabe de la muerte del bravo General y su reemplazo por el Coronel Aranda, apresurándose hacer llegar a la batería, que combatía de nuevo con creciente saña, ve al enamigo a 300 metros de las bocas de los cañones, la triste nueva y con elle la órden, ya eficaz, de retirars. Difícil es retroceder en tales instantes; una interrupción, aún momentánea, del vigoroso fuego bastaría a dar tiempo a los moros, tan rápidos en sus avances, para caer sobre las piezas, cuyo vivo fuego les contiene.
Con notable sangre fría, el Capitán Fernández Herce procede a evacuar sobre el 2º escalón a sus herídos, así como también las piezas inutilizadas, los atalejes y los bastes de los mulos muertos y las cajas vacias. Hecho esto, dispone que se inicie una retirada por escalones, y, viendo que cada Tenoente disputa al otro con generoso empeño el honor de ser el último en abandinar la peligrosa posición, ordena que el más antiguo inicie el movimiento. Cada pieza gana a brazo un corto espacio a retaguardia y se detiene a hacer fuego, en tanto que la otra, rebasándola unos cuantos metros, dispara a su vez. Así llegan hasta una posición, poco distante, pero en la cual las descargas de la bía Mota y las de la infantería contigua contienen al enemigo. dando lugar a un breve intervalo de relativa calme, que las dos piezas de montaña aprovechan para cargar material..."
Una pieza del 75 Schneider.
Seguiremos. Saludos.