No es un diseño feo per se sino un "resultado de". Las nevas plantas de potencia deben probarse en condiciones reales y la única forma de hacerlo es colgarlas en una máquina voladora y asi poder registrar el rendimiento. Tal complemento siempre rompe las líneas estilizadas originales y llama la atención debido a la evidente interrupción de la estética.
También es interesante observar los lugares poco probables donde se pueden colocar los motores para realizar pruebas. En la foto, un ejemplo en el que en 1956 un Boeing B-47 Stratojet fue prestado a la RCAF para probar el motor Orenda Iroquois que iba a equipar al malogrado "Arrow". El motor fue montado en el fuselaje trasero de estribor y probado, aunque su posición estaba lejos de ser ideal. Después de unas 35 horas de vuelo de prueba del Iroquois, el B-47 fue devuelto a los EE. UU., convirtiéndose en el único ejemplo del tipo de servicio extranjero. Las pruebas fueron tan exhaustivas y contundentes debido a la potencia generada que la estructura del bombardero fue retorcida por ello.