Un «cazapiratas» dirige desde Xí bia una agencia contra el secuestro de barcosEl secuestro del Playa de Bakio junto a Somalia ha obligado al Gobierno español a buscar soluciones para proteger la flota atunera de los piratas en la costa africana. Mientras tanto, el capitán John Dalby colabora con el International Maritime Bureau - observador para la ONU que registra los ataques en alta mar a buques mercantes- y envía a su equipo de rescate al abordaje...Regina Laguna Xí bia.
1999, el capitán John Dalby ya advirtió al grupo parlamentario marítimo de la Cámara de los Lores británica sobre el incremento de la piratería en el sureste de Asia. Casi diez años después, el Gobierno español estrecha contactos con la flota atunera para contratar seguridad privada en el Océano Ándico tras el secuestro el pasado mes de abril del pesquero Playa de Bakio. Para la Armada Española es imposible desplegar una flota para defender a los pescadores, como recordó esta semana el ministro de Defensa francés Hervé Morin a la ministra Carme Chacón...
«Nosotros no hacemos nada en Somalia porque los barcos pesqueros no tienen dinero para pagar este tipo de operaciones. La prima del seguro es de un millón de dólares anual por prevención y tres millones por operación», comenta el capitán John Dalby. En 1998 puso en marcha su «Fuerza de Respuesta Rápida Anti-Piratas», ante la necesidad de dar una solución a los secuestros de buques.
Hay que tener en cuenta que la carga de un mercante puede valer 20 millones y el barco, otros 50. Y además, está la tripulación... «Los piratas de los mares de China se quedan la carga, cambian la matrícula del barco y se deshacen de los marineros. Hay mucho en juego», comenta el capitán.
Dalby lo sabe bien. Durante más de 20 años navegó con buques petroleros y barcos de mercancías peligrosas para las principales compañías, como Shell y Maersk Line. Desde hace más de 20 años colabora con las compañías aseguradoras y el International Maritime Bureau (IMB), un observador de las Naciones Unidas que registra los ataques de los piratas en aguas internacionales a la flota mercante. Su compañía, Marine Risk Management (MRM) puso en marcha en 1998 un nuevo servicio, la «Fuerza de Respuesta Rápida Anti-Piratería» (Anti-Piracy Rapid Response Force).
«No podemos dar ni nombres ni fechas, pero nuestra última operación fue el año pasado en aguas internacionales de los mares del sur de China, en el estrecho de Malasia. Un barco fue abordado. Recibimos la llamada de la compañía mercante y respondimos en 24 horas», explica John Dalby sobre su «modus operandi».
«Esto es una rutina, es muy aburrido, nuestro trabajo no tiene nada de interesante», adelanta Julie Gartside-Dalby, una mujer sencilla y con cara de niña que dirige una galería de arte en la Costa Blanca. Licenciada en Historia Moderna y especializada en Política Japonesa, Gartside -que conserva su apellido de soltera- es parte importante del equipo que forma junto a su marido en MRM. «Ella hace la segunda llamada», comenta Dalby.
Y un comando formado por ocho marines británicos retirados del ejército, con trabajos acomodados en la tranquila campiña inglesa, se pone en acción. «No hay mujeres, son todo hombres porque sólo reclutamos ex militares. No nos importa el sexo, sólo su entrenamiento. Es demasiado peligroso», puntualiza Dalby. Y añade que «parte de su entrenamiento es ser lanzados desde un submarino como si fueran un torpedo».
Son ex SBS (Specialist Boat Service), siglas del servicio especial para buques procedente de los comandos de la Marina Real Británica, entrenados especialmente en acciones marítimas antiterroristas. «Y entonces les enseñamos nuestras técnicas», apunta Dalby. ¿Y cuáles son esas técnicas? «Técnicas de acción contra piratas», aclara.
Johnny Deep. «Aunque esto no es como en las películas de piratas de Johnny Deep...», insiste el capitán Dalby. Pero sí lo es.
«Hay tres familias de piratas que controlan la mafia china y cuyo trabajo es técnicamente muy sofisticado, todo lo tienen planeado hasta el último detalle. Nosotros también debemos estar preparados técnica y tecnológicamente», comenta Dalby.
«Cuando los piratas actúan, lo primero que se produce es una llamada», explica John Dalby. «Y lo segundo, el pánico», apostilla Julie Gartside. El equipo de MRM se pone en marcha para la misión. El capitán Dalby relata punto por punto el plan de rescate.
Primero: «Contacto con mi jefe de pilotos con base en Inglaterra. Le decimos a dónde queremos que vaya. Establece un plan de vuelo. Le damos instrucciones especiales para que desaparezca del radar y aterrice».
Segundo: Julie hace la segunda llamada al comando para que acuda al aeródromo privado preparado para volar y para una misión.
Tercero: Al mismo tiempo que el comando se pone en acción, Julie y John organizan la parte logística de la operación. «Tenemos una ËnetworkË para contactar con el equipo y éste está preparado tecnológicamente para evitar los radares por allá donde se mueven».
Falcon 900b. Cuarto: el equipo llega a Indonesia en un jet privado, el Falcon 900B Dassault, un avión con tres motores que puede aterrizar y despegar en un espacio muy pequeño e incluso fuera de pista, en medio del campo. Además, en la actualidad es la aeronave que vuela la distancia más larga sin necesidad de repostar. Cuando aterrizan en un aeródromo privado, les espera un agente encubierto que forma parte de la red de MRM a lo largo y ancho del mundo. Puede ser un simple abogado.
Quinto: Una vez el equipo contacta con el agente local, éste los equipa para la misión y los conduce a la playa, donde embarcan en una RIB (Rigid Inflatable Boat), siglas en inglés de una barca rígida hinchable.
Sexto: Dotados de un sistema de localización por satélite propio, el «ShipTrac», el comando intercepta el barco. Entre las tres y las cuatro de la madrugada se lleva a cabo el abordaje. ¿Cómo?. «Rápido y callado», responde Julie Gartside con presteza. Aunque, una vez a bordo no es así...
Ataviados con trajes de buzo, gafas de visión nocturna, luces infrarrojas y armados hasta los dientes, ya a bordo, el equipo se divide en tres grupos para controlar el barco. «El primero se dirige al puente para neutralizar a los piratas en el poniente del buque, el segundo intercepta la radio y el tercero ocupa la sala de máquinas», expone Dalby.
¿Y qué hacen a continuación? «Les hacemos desear que nunca hubieran tomado el barco», expresa irónicamente el capitán.
Para ello, utilizan diverso armamento, como la pistola Glock-34. «Es mi favorita porque es un arma táctica, con 17 balas en el cargador», comenta Dalby satisfecho. «Normalmente, los piratas también llevan armas y tenemos que estar preparados». Bombas de humo, pelotas de goma...
¿Alguna vez ha resultado herido algún miembro del comando o alguien ha resultado muerto? «Alguna vez les han herido. ¿Muerto? No. Pero si lo fuera, tampoco lo diría».
El panorama con el que se encuentra el equipo de rescate una vez tomado el control del barco es una tripulación atada, encerrada en las cabinas o algunos tripulantes hasta muertos. «En una ocasión, encontraron a un tripulante en el congelador y a otro en un tanque lleno de agua», recuerda John Dalby.
Control. ¿Pero qué pasa con los piratas? «Lo que pasa normalmente es que los tenemos bajo control», responde escuetamente el capitán.
Todo ocurre en aguas internacionales, pero el barco secuestrado tiene la nacionalidad de la bandera de su pabellón. «Y nosotros hemos sido invitados por el dueño del barco, es como si actuáramos con el permiso de su Gobierno. Si el barco es liberiano, ¿a dónde los llevas? ¿A Liberia, a Singapur, a Malasia o a Indonesia? Los dejamos en aguas internacionales», explica Dalby.
Hay que insistir y volver a preguntar para que especifique el destino de los secuestradores. «A los piratas les dejamos ir..., nadando o volando. O los dejamos en un bote para que vuelvan a casa», añade. ¿Y vuelven? «Bueno, nunca me han escrito una postal contándome que han llegado bien», espeta Dalby. Y una sonrisa se dibuja en su cara.
Apostilla, «aquél buque estaba cargado de petróleo». Fue la última misión, Hay años que no hay ninguna, y otras veces, son dos o tres.
¿Es esto legal? El capitán responde a la gallega: «¿Que si es legal? Sí ¿Acaso crees que iba a decir que no?». John Dalby sonríe otra vez.
Fuente: Levante
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