Botado en el astillero Mitsui Engineering & Shipbuilding el pasado 15 de enero, el tercer barco de vigilancia oceánica clase Hibiki por encargo de la marina de Japón. Lleva el nombre de Aki (AOS 5203), son buques catamaranes, con 67 m de eslora, manga 30 m y un desplazamiento a plena carga de 3.048 toneladas, la velocidad máxima es de 11 nudos y una autonomía de 3.800 millas, 40 tripulantes y una cubierta de vuelo para operaciones de helicópteros. Los dos primeros son de 1991 y 1993.
Se pondrá en servicio en marzo de 2021. Contará con un sistema de sonar remolcado (SURTASS) más avanzado que el instalado en los dos primeros barcos de la clase: JS Hibiki (AOS 5201) y JS Harima (AOS 5202).
Un portavoz del Ministerio de Defensa dijo a Jane's en mayo de 2018 que el nuevo barco está destinado a "mejorar aún más la capacidad de Japón para recopilar información acústica en los mares en medio de las actividades submarinas en aumento y expansión de los países vecinos", por eso el papel de la clase Hibiki es detectar, rastrear y monitorear submarinos en aguas japonesas o cercanas a Japón, así como recopilar datos acústicos en el mar (particularmente el de los submarinos) para su análisis. Fueron diseñados a fines de los años 80 como respuesta al creciente sigilo de los sub de diseño soviéticos, convirtiéndose irónicamente en una gran preocupación ya que la empresa Toshiba les había vendido tecnología y maquinaria que les permitía construir hélices más silenciosas, que se conoció a raíz de destaparse el escándalo Kongsberg.
Sin embargo, no son plataformas de guerra antisubmarina, ya que están completamente desarmados. Actúan solo como oídos de la marina japonesa. Son muy similares en diseño y papel a una serie de otros barcos: las clases victorius o a la china Tipo 639. La principal diferencia entre estos y los barcos japoneses son los enormes helipuertos presentes en la clase Hibiki aunque no tienen hangar. El precio ronda algo más de mil millones de dólares.