por poliorcetes el Sab Ago 10, 2013 10:50 am
Entre otros, lo de Israel lo dije yo y te puedo ampliar ahora lo que pregunté el otro día a mis amigos: se usa el 5.56 porque es lo que más permite ahorrar para comprar sistemas que permiten mantener la ventaja cualitativa. Durante mucho tiempo, los M-16 y M-4 han salido gratis, y ahora disponen de una montaña de munición, y líneas de fabricación de la SS109. Además, acabada la tangana del Líbano, tzahal se ha empleado casi exclusivamente en conflictos de baja intensidad, con lo que no había percepción clara de un cambio que iba a ser caro.
Sin embargo, las últimas tanganas, incluida 2009, ofrecen resultados similares a los de Astán... y a los que se han ido recogiendo en medio mundo: la SS109 tiene un poder de detención insuficiente. En Yediot Aharonot y otros medios ha salido menciones de sacar una versión en 7.62x51 del tavor para cubrir este problema. En el caso de Israel, sencillamente no se pueden permitir iniciar por sí mismos la búsqueda operativa de un calibre intermedio que supere los defectos del 5.56 (insuficiente parada y alcance) y del 7.62 (excesivo retroceso y peso). A esto, claro, hay que añadir el "green change", la sustitución de las balas de núcleo de plomo por núcleo de acero, que no contaminan pero que complican sobremanera el diseño.
El problema de parada o incapacitación del 5.56 es un problema de diseño. El diseño original de vietnam optimizaba la parada a costa del alcance, pero para conseguir mejorar el alcance con las SAW surgió la belga SS109, que aumenta el peso y por lo tanto baja la velocidad. Estoy con el móvil y no me resulta fácil buscar la fuente, pero el problema de la SS109 es que, por debajo de 780 m/s, baja drásticamente la posibilidad de que la bala fragmente cuando empieza a girar dentro de un cuerpo. Eso nunca está garantizado, pero ocurre poco a menudo por debajo de esa velocidad. Y sin fragmentación, tanto la cavidad temporal como la permanente son lo que uno esperaría de una bala de ese calibre (el 22, concretamente el 223), y por lo tanto es bien posible que el objetivo no quede incapacitado si no se le acierta en un punto crítico y devuelva el fuego.
Eso, claro, es un problema. En entornos CQB o en entornos a larga distancia,. Si el fusilero teme que un blanco le devuelva el fuego, naturalmente se cuida más en sus movimientos y su eficacia disminuye. Al limpiar habitaciones el problema se hace peor, sobre todo cuando se trata de infantería de línea que no puede llevar munición expansiva prohibida por la haya y ginebra y tiene que llevar la munición normalizada.
El 5.56 es un error desde el origen. Parten del pánico americano al fracaso del programa SPIW (el primer intento de fusil "galáctico") y se escoge algo de emergencia que se había suministrado a la fuerza aérea (tras una fiesta asombrosa en casa de LeMay) y a unidades vietnamitas, a las que el M-14 les venía muy grande. Primero se habló de bala mágica, que hacía agujeros tremendos en los cerdos de prueba. Pero ese cuento no podía durar mucho tiempo sin munición expansiva de caza, así que se transformó por los responsables a "humane ammunition", que no mata sino que hiere, con la "ventaja adicional de que cada herido tiene que ser transportado por dos hombres fuera de la línea de fuego". Esa pamema asombrosa de la munición humanitaria en el país de caramelo se mantuvo muchos más años, pese a que en realidad significaba que el fusilero tenía que lograr múltiples impactos para asegurar que no le iban a devolver el fuego.
El fiasco de Somalia trajo a la luz un problema recurrente: si la munición no fragmenta, el efecto es como el de un picahielos y el fulano está en condiciones de devolver el fuego. Con los "delgaditos" somalíes el problema aumentaba, pero se asumía que no todo el mundo era tan delgado. Para hacer el problema aún peor, en USA empezaron a cambiar los M-16 con cañones de 20" por M4 con cañones de 14. Eso bajó casi 100 m/s la velocidad de la SS109 y, como consecuencia, se alcanzaba la barrera de no asegurar la fragmentación a 100 metros aproximadamente.
Y así estamos hoy, con los fusileros de los ejércitos mejor preparados y equipados del mundo con una munición que dista mucho de ser óptima. Peor aún, este siglo es el siglo de la revolución de las ópticas. Las ópticas recientes ofrecen un aumento instantáneo de la performance del fusilero comparado con las viejas ópticas o las miras convencionales, tanto a larga distancia como en CQB. Y a no mucho tardar les llegarán las nuevas miras sintéticas que se están probando y que logran resultados asombrosos para nuestros estándares, al tener en cuenta distancia, viento y otras variables de forma transparente para el usuario, y finalmente al controlar la liberación del percutor como la mira de un caza, cuando la solución de tiro es la correcta.
Ahora mismo, el freno para mejorar la capacidad del fusilero es la munición. Pero cuando lleguemos a la siguiente generación de miras sintéticas, el límite que plantea el combo munición + cañón actual será por completo inadecuado. Lo gordo es que en 50 años, y con una biblioteca de eventos catastróficos enorme, se mantiene una munición subóptima. ¿Por algo será? claro, porque el fusilero tiene muy poca importancia, si es que tiene alguna, en la mente de los decisores que piensan en guerras de papel en sus escritorios
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