Retornó Grupo K-9 del Ejército que trabajó en zona de desastre en Haití.
El Ejército Nacional realizó una evaluación positiva de las tareas realizadas por los cinco binomios integrados por guías y perros, enviados por nuestro país durante 15 días a Haití para colaborar en la búsqueda de sobrevivientes entre los escombros del terremoto.
Desde ayer por la tarde se encuentran en nuestro territorio todos los militares y los perros que tuvieron que regresar en tres tandas como consecuencia de la escasez de cupos en los vuelos.
Los binomios enviados por Uruguay estuvieron integrados por el mayor Luis Prantl (coordinador), el mayor Alejandro Echevarría, la teniente 1ª Andrea De los Santos y los cabos Johnatan Fagúndez y Arturo Díaz. Los perros son ovejeros alemanes y se llaman Demi, Marco, Falco, Mica y Graf.
Con el objetivo de dar a conocer la tarea que realiza esta repartición, ayer al mediodía se realizó una conferencia de prensa en el Centro de Instrucción de Perros de Trabajo Militar del Ejército Nacional, Grupo de Operaciones K-9, que está ubicado en el predio del Batallón de Infantería Blindado Nº 13, ubicado en Av. de las Instrucciones 1933.
Este grupo comenzó sus tareas en el año 1998 y tiene como objetivo la selección, crianza y adiestramiento de perros para tareas de carácter militar, que incluyen la búsqueda y detección de explosivos, búsqueda y rescate de personas en situaciones de alta complejidad, en áreas rurales y urbanas, búsqueda de minas, patrullaje y seguridad. En la actualidad, la unidad cuenta con un plantel de 17 perros entrenados para este tipo de tareas y la presencia en Haití era la primera experiencia de estas características.
Experiencia positiva
Al explicar las tareas realizadas en aquel país, el mayor Echevarría señaló que al llegar a Puerto Príncipe se les asignó una zona de responsabilidad para la realización de inspecciones en procura de encontrar sobrevivientes sepultados entre los escombros ocasionados por el terremoto.
"En la zona que se nos asignó no se constató la presencia de personas vivas sepultadas bajo los escombros", precisó el oficial. Cabe destacar que ayer, el mayor Echevarría fue el vocero, porque en el momento de la presentación todavía no había llegado al país el coordinador del grupo, el mayor Prantl, quien arribó a Montevideo en horas de la tarde.
A modo de evaluación, Echevarría dijo que la experiencia en Haití fue positiva, ya que se pudo utilizar una herramienta preexistente en el Ejército Nacional, y que está a disposición del Estado tanto para tareas en nuestro territorio, como en el exterior.
En Haití, el equipo uruguayo de binomios estuvo buscando personas durante tres días, quedando luego a las órdenes del cuartel general de la Minustah, en condiciones de ser empleados frente a posibles denuncias de personas sepultadas vivas. La permanencia en tierras haitianas fue de aproximadamente dos semanas, a partir del 14 de enero.
En Haití han actuado hasta el momento 43 equipos de rescate provenientes de todas partes del mundo y el uruguayo fue el único integrado en su totalidad por personal militar. Nuestros compatriotas trabajaron en conjunto con un grupo de rescate guatemalteco.
Ayer también se exhibió el equipamiento de protección utilizado, consistente en botas especiales, coderas, rodilleras, guantes, cascos con iluminación y equipos de comunicación.
Entrenamiento
Acerca del trabajo que se realiza para el entrenamiento de los perros, el mayor Echevarría explicó que la tarea comienza a edades muy tempranas, con aquellos animales que son detectados con condiciones genéticas para la realización de este tipo de tareas. El arduo proceso de adiestramiento insume alrededor de dos años, momento en el cual los perros son sometidos a una prueba de certificación que se rinde a nivel internacional.
"Los ejemplares que se seleccionan para este trabajo son perros sumamente sociables, que pueden estar frente a personas extrañas a ellos e incluso frente a otros perros sin mostrar agresividad. Son perros que tienen una obsesión por jugar con objetos, ya que las técnicas de adiestramiento que se emplean están relacionadas constantemente con juegos. Aun en la edad adulta, estos perros mantienen características de cachorro", explicó el militar.
Interrogado acerca de cuál es el comportamiento en el momento que detectan una persona viva, Echevarría señaló que "hay un guía que es el que siempre trabaja con ese perro y que está constantemente 'leyendo' sus reacciones. Después de un trabajo de varios años, el guía constata cuándo el perro entró en lo que nosotros llamamos las chimeneas de olor, que son las que desprende el cuerpo del humano sepultado bajo los escombros".
"El perro da un alerta, se muestra más excitado y busca el cono de olor, que es el punto más cercano al humano sepultado; en ese momento comienza a ladrar hasta que llega el guía", indicó. La utilización de un perro en las tareas de búsqueda no se extiende más allá de los 15 ó 20 minutos cada vez. Tras ese lapso, se saca al animal de la zona de inspección y se lo deja descansar durante media hora, luego vuelve a las tareas. Este sistema evita que exista una saturación de las células olfativas.
Cabe consignar que estos perros no detectan la presencia de personas muertas, porque los cadáveres emanan otro tipo de olores que requieren un entrenamiento distinto para los canes.
Al principio, el adiestramiento se realiza con personas que el perro visualiza directamente, las que luego se ocultan y cuando el animal ladra porque las detectó, se le premia con un objeto de recompensa. Todo este proceso es paulatino, comienza cuando es cachorro y va progresando en el tiempo hasta llegar a la edad adulta, manteniendo el nivel de avistamiento durante toda su vida operativa. Se calcula que estos perros pueden realizar este tipo de tareas hasta los ocho años de edad, aunque eso se determina individualmente con cada uno de los ejemplares, teniendo especialmente en cuenta su estado físico.