DIARIO DE UNA BANDERA
A TIZZA Y CASABONA
Sigue la columna la carretera de Hidum; deja atrás la posición de Sidi Amarán y extendiendo sus guerrillas por las peladas lomas llega al Garet, posición ocupada por una compañía y batería y desde donde se domina el camino a Tizza.
Los harqueños hostilizan desde las lomas próximas. Legionarios y Regulares se encargan de ocupar las alturas y aduares para proteger el paso del convoy. Los barrancos y cañadas son perfectamente vigilados. Las balas silban y el convoy entra sin novedad en Tizza.
Durante el estacionamiento y tiroteo con el enemigo hemos tenido herido al Alférez Villalba de la Segunda Bandera.
A la izquierda, en dirección al Zoco el Had se escucha un vivo cañoneo. Con auxilio de los gemelos distinguimos el convoy de Casabona; sus mulos forman una larga reata que se acerca a la posición; en unos minutos las balas han tumbado a muchos de ellos; les vemos detenerse, vacilar y correr los conductores y acogerse a la posición; poco a poco desaparecen del campo de nuestros gemelos los mulos del convoy; solo dos o tres bestias galopan por la meseta arrastrando su carga.
Hacia la izquierda, en dirección al Zoco, se ve ir y venir como un hormiguero las guerrillas peninsulares. El movimiento de tropas nos indica lo que ocurre, y para allí salimos en socorro una Bandera y una batería. Atravesamos el Rio de Oro, subimos la pendiente loma del blocao de la Corona, y una compañía de Legionarios, descolgándose por el valle, avanza en dirección del lugar del convoy, cuando llegan, las tropas se han retirado; recogen un mulo abandonado en la ladera y sigue la marcha en retirada hacia Melilla.
Este día no habíamos combatido solo en este frente. Una sección de Legionarios quedó en el campamento encargada de efectuar el relevo del blocao de Mezquita, hostilizada por el enemigo; es herido el Teniente Salgado que la mandaba.
En el campamento había quedado con los enfermos, los asistentes y rancheros. Al medio día ven que la posición de Ait Alsa es bombardeada por el enemigo que le dirige también fuego de fusilería; en la posición se observa movimiento; unos soldados corren por la ladera. La posición peligra.
El Capitán Malagón toca llamada y reuniendo a los soldados enfermos y rancheros, sale rápido en socorro de la posición. Dos Oficiales llegados aquel día le acompañan en la empresa y pronto escalan los peñascos inmediatos al Barranco del Lobo y llevan a la posición el nuevo aliento. El Capitán Malagón es herido muy grave de dos balazos y el Alférez Cisneros levemente; la tropa ha tenido un muerto y tres heridos.
Este mismo día la primera compañía destacada en Sidi Hamed sufre los efectos del intenso bombardeo enemigo es herido el Capitán Franco y cuatro soldados.
En un mismo día la Legión se ha batido y ha derramado sangre en cuatro frentes.
Frente al Zoco del Had y adelantada en la meseta, se encuentra a posición de Casabona. El camino que a ella conduce recorre la estrecha meseta que cae por la derecha al valle de Rio de Oro y por la izquierda termina en las pedregosas y cubiertas barrancadas del Gurugú. Este es el lugar donde el brillante batallón de la Corona escribió una de las páginas más gloriosas de su historia militar.
El paso a aquella posición hace ya días que se ha hecho muy difícil; los moros, fuertemente atrincherados, durante la noche, en el flanco izquierdo del camino, obligan para llevar el convoy a sostener duro combate.
El día 8 de Septiembre la Legión y Regulares se trasladan al Zoco de Had para constituir la vanguardia de la columna del General Neila y proteger el convoy a Casabona.
Desde la posición del Zoco, rodeada de espeso muro de sacos, se domina el terreno en el que se ha de desarrollar la acción; en las trincheras enemigas se ve el movimiento de los moros detrás de los parapetos; una tierra removida señala la situación de una nueva trinchera; las ordenes para el avance están dadas y un Tabor de Regulares, a las órdenes del Comandante Ferrer, se separa de nosotros para seguir por el borde de la barrancada de la izquierda en dirección a las trincheras, mientras otro Tabor y la Legión descendiendo por el valle de Rio de Oro, aborda la posición por el flanco derecho.
Establecida una batería en el blocao de la Corona, para desde allí proteger el avance de nuestras tropas, nos concentramos sin ser vistos en la cañada., por donde hemos de abordar al enemigo; éste, parapetado en las cercas y trincheras de las viñas, no se apercibe de nuestra proximidad. Una pequeña casa a retaguardia del primer parapeto, parece formar un reducto central y detrás de la misma, nuevas líneas de trincheras constituyen la tercera línea de resistencia.
Los Regulares por la izquierda, buscan el contacto con su Tabor; y la Legión, a la derecha, ha de ocupar las cercas y casas en que se encuentra el enemigo.
Las olas de asalto están preparadas, y a una señal de nuestro Teniente Coronel, los Legionarios se lanzan rápidos y alcanzan la primera cerca, mientras unos se corren por los costados a coger el flanco la segunda, otros saltan el parapeto y consiguen llegar a la casa central, arrojando de ella a los moros defensores. Los sostenes que siguen próximos a las guerrillas entran también en el cercado, y con los sombreros en alto, los vivas a la Legión se repiten y la bandera negra y amarilla ondea sobre la pequeña casa mora.
Los moros en su huida han abandonado sus muertos y desde las trincheras y casas del barranco hostilizan, queriendo recuperar la línea perdida; sus empeños son vanos muchos caen y varios moros yacen tendidos delante de nuestros parapetos. El camión blindado, que se inutilizó días antes, se encuentra a pocos metros, ocupado igualmente por el enemigo que desde él nos dirige certeros disparos.
Una sección de la quinta compañía, a las ordenes del Teniente Sanz-Prieto, saltando la segunda cerca gana un parapeto, avanzando unos quince metros; una estrecha trinchera le enlaza con la línea por la Legión ocupada; pero se encuentran tan cerca de las troneras enemigas que van cayendo muertos y heridos la mayoría de sus soldados.
La segunda compañía refuerza este punto; las reacciones enemigas son contenidas y el combate sigue empeñado a muy corta distancia. Los muertos y heridos se multiplican y las bajas del pequeño parapeto avanzado son muy difíciles de retirar. Nuestros agentes de enlace toman parte activa en este empeño; pero el terreno esta tan enfilado y el fuego es tanto, que al momento contemplamos a nuestros pies moribundo al bravo Blanes, abanderado de la primera Bandera, el aristócrata granadino. “¡Viva España, viva la Legión¡”dice cuando le llevan.
Los muertos y heridos se van amontonando detrás del pequeño parapeto. Los balazos en la cabeza abundan y el pobre médico del Rio se multiplica para curarles. A éstos ponerles el sombrero, - dice-. Son los que con el cráneo destrozado no necesitan auxilio, y a los gritos de Viva España y Viva la Legión, muere a nuestros pies lo más florido de nuestras compañías.
Una voz grita: “¡El Teniente¡ ¡el Teniente¡â€. Le han herido. Rápidos saltan dos el parapeto, y con la cara ensangrentada retiran al Teniente Sanz-Prieto. La sangre afluye de su boca destrozada, pero animoso, grita: “¡Viva la Legión¡”“¡Viva la Le….¡â€, no puede decir más.
El médico lo coge y pronto unas niqueladas pinzas penden de la boca ensangrentada. Un rato antes había avanzado animoso con su pequeño gracioso acordeón que le servía de mascota.
El Teniente Vila también ha sido herido en los brazos; un Sargento retrocede de los primeros puestos con la cara roja de sangre; al pie del camión fue herido en la cabeza; alegre exclama: “¡Me han herido, pero le he matado¡â€.
Se retiran las cajas del parapeto y el combate sigue empeñado durante todo el día. Del Gurugú bajan refuerzos al enemigo, y éste intente varias veces reaccionar sobre nuestras líneas, pero se les ve caer. Los vivas y ovaciones se repiten cada vez que es volteado algún rifeño.
A la izquierda, los Regulares tienen muy empeñado el combate. El Tabor del Comandante Ferrer ha sido castigadísimo. El enemigo le ha defendido el terreno palmo a palmo. González Tablas acaba de ser herido. Nuestro Teniente Coronel, que no se separo de nosotros ni un momento, toma entonces el mando de toda la línea. No vemos a otro Jefe.
El fuego sigue, y el Teniente Penche, que por muerte de los apuntadores dirige el fuego de una de sus máquinas, recibe un balazo en la cabeza. Se le recoge muerto. Solo un hilo de sangre brota de su frente. Sus presentimientos se cumplían.
El Teniente Manso ha sido también herido.
Para retirar las bajas nos auxilian con gran espíritu un practicante y varios soldados del Regimiento de Sevilla, que varias veces acudieron a las guerrillas, ayudando a nuestros camilleros en la sufrida y difícil tarea.
El convoy había llegado sin novedad a Casabona; y a retaguardia hacia elk Zoco del Had, se activa la construcción de un blocao.
Momentos antes de la retirada empiezan a caer en el cercado los proyectiles de los cañones enemigos.
Cae la tarde cuando nos retiramos. Los moros intentan reaccionar, pero las últimas secciones le mantienen a raya y con facilidad nos apartamos del lugar del combate.
El General Sanjurjo sale a recibirnos. Nos abraza con emoción había perdido doscientos de sus mejores soldados. Las bajas de la Legión pasan de 90. La tercera parte de hombres que habíamos llevado al combate.
La orden general del Ejercito del día 10 de Septiembre, en Melilla, dice así: “ En la operación del día 8 sobre Casavona, tuvieron ocasión el Tercio de Extranjeros y las Fuerzas Regulares de Ceuta número 3, de cubrirse una vez más de gloria. Con su indomable valor, con su admirable amor patrio, con su incomparable pericia, logaron asestar al enemigo uno de los mayores golpes que ha sufrido en todas nuestras campañas, ocasionándoles bajas numerosísimas.
Todos cuantos integran estos Cuerpos modelos, alcanzan tales virtudes militares que es difícil señalar distinciones entre ellos y éste es el mayor galardón que puede ostentar una Corporación.
En nombre de todos vuestros compañeros del Ejército de África, que se enorgullecen de vosotros, os felicito efusivamente y os ratifico nuestra absoluta confianza.
Debéis sentiros satisfechos por ello y por haberos hecho dignos de la admiración de nuestra querida España.
El Coronel Jefe de E.M.F.G. Jordana- Rubricado.- hay un sellos en tinta que dice:â€Alta Comisaría de España en Marruecos. Ejercito de Operaciones.
Cada legionario es tu compañero de arma cualquiera que sea su nacionalidad, su raza, su religión.Tú lo manifestaras siempre en la estrecha solidaridad que debe unir a los miembros de una misma familia.